Muro para proteger el sofá de los gatos
Todos los que tenemos la gran suerte de compartir nuestras vidas con uno o mas gatos, sabemos que si a ti te gusta mucho tu sofá a ellos les gusta aún mas.
El problema no es que quieras sentarte y el sitio este cogido(el que llego a León cogió el sillón), sino la malsana afición de afilarse las uñitas en nuestro compartido bien(tu te rascas el bolsillo y el te rasca los co***es).
Esta es una batalla que tenemos perdida desde el principio, ya que es muy difícil luchar con un “enemigo” que domina la guerra psicológica. Pongo un ejemplo que os resultará familiar:
Tu te encuentras cómodamente sentad@ en el sofá, cuando la bola de pelo se despierta de “una siestecilla” y se dirige directamente a una esquina de lo que para el es un magnifico rascador y escuchas tras de ti …ras…rass,rasss…y tu dices con calma… estate quieto(nombre del cabroncete en cuestión), y vuelves a escuchar… ras,rass,ras,rassss…y tu dices…me cagoennnn!!, ¡como vaya ahí veras!, a lo cual responde el mamón con un…ras,ras,rass,rasss,rasss,rasssss..y tu te levantas poseíd@ por los demonios gritando ¡¡YO TE MATO!!, agarras(si puedes) al zarposín en cuestión y le dices a la cara ¡¡PERO QUE TE TENGO DICHO!!…. y el te mira….y tu dices ¡verás que paliza te voy a dar!…. y el te sigue mirando con esa carita de algodón y esos adorables ojitos que se fijan en tu mirada y dicen..¡hola! ya me he despertado,¿me acaricias un poco?,¿jugamos?¿ehh?..a lo cual tu respondes…si es que yo te…te,te,te y “TE” lo comes a besos.
Lo dicho nada que hacer…¿o sí?
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)